sábado, 3 de marzo de 2007

COMPRA DE PARTIDOS EN DIGITAL +

Todos tenemos nuestros defectos, y uno de los que yo tengo es que me gusta el fútbol, o "furbol", como dicen algunos. Una vez asumido que para un bueno momento que te da, normalmente lo que te da son más penas que alegrias: por ejemplo en forma de gastos en pay per views, entradas, gasolina y atascos de ir al campo, en fin y otras muchas cosas, amén del cabreo de tu pareja si la tienes, lo mínimo que cabe esperar, es que no te tomen el pelo. Pues bien, este domingo a mí me tomaron el pelo. Antes sólo podíamos ver un partido los sábados, todo era sencillo, luego otro los domingos, la cosa se iba complicando, e incluso llegamos a poder ver otro los lunes (con publicidad al producirse un saque de banda, eso sí) ahora podemos ver cualquier partido de la jornada de liga, pagando como ya sabéis con el famoso pay-per-view. El caso es que yo este domingo fui víctima de un pay-per-notview, compré el partido Valencia-Real Madrid con una hora y media de antelación, ya sé que lo podía comprar dos semanas antes, pero como no soy japonés ni noruego lo hago todo a última hora como debe ser. Lo que jamás podía imaginar era que me quedaría sin ver al partido por apurar tanto. De hecho se puede entender, que por ser un tardón haya un colapso general de líneas o en los satélites o vete tú a saber las razones que hacen que compres algo, te lo cobren y luego no lo veas. El caso es que aun asumiendo eso, lo que uno no puede tolerar es que después no pudiera ponerme en contacto con los señores o señoras que no tienen nunca ningún problema en ponerse en contacto conmigo a la hora de pagar. Desde comunicar, pasando por "esta entidad no admite llamadas de la ciudad en la que se encuentra" (jamás lo había oído), hasta el colmo de pulsar las famosas teclitas después de hablar con un máquina que me dé tono y se me corte. Todo llamadas a un 902, que evidentemente pago de mi bolsillo. Finalmente cuando el partido llevaba media parte pude contactar con el servicio técnico, que me explicó una secuencia de botones en el mando que, francamente, me hizo pensar que en aquel momento iba salir disparado con mi sofá a la estratosfera. Logré "actualizar mi terminal", y pude ver los últimos diez minutos del partido. Lo mejor de todo esto fue cuando en un momento de sinceridad la mujer que me estaba atendiendo en el servicio técnico admitió que con el personal del que disponen en un fin de semana es imposible atender la avalancha de llamadas por problemas u otras cuestiones. Me hago entonces unas preguntas: - ¿Es lo más elegante, correcto y legal, descolgar los teléfonos cuando no se puede dar servicio, no digamos ya cortar las llamadas a mitad? - ¿Por qué tenemos que aguantar esta calidad de servicio si ellos no tienen problemas a la hora de cobrar? - ¿Tendrán la suerte de siempre encontrar gente dispuesta a aguantar el chaparrón de los clientes que llaman indignados? - ¿Necesitamos una legislación más dura para poder proteger los intereses de los consumidores? - ¿Debería ser suficiente que no me cobren el partido? A esta última contesto yo, NO. Me he acordado de esta canción, porque al final siempre es la maldita misma cosa...

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