domingo, 27 de diciembre de 2009

Circos y animales







Hoy me he encontrado en El Pais con una viñeta con la no puedo estar más de acuerdo, es la de Ramón, y como veis se trata de un mensaje claro y rotundo. Me cuesta creer que alguien, excepto los que allí trabajan, no esté de acuerdo con esto, porque no alcanzo a entender qué gracia le puede dar a un adulto ver a un elefante someterse a los deseos de un valiente domador. "No es por mí, es por mi hij@!". Ah, de acuerdo, debo entender entonces que si tu hijo quiere pegarte un martillazo en la cabeza, ver una peli violenta, apretarle los huevos al perro, tu papel se limita al consentimiento continuado, pues nada, en ese caso no deberías haber tenido un hijo, ya que, si te preocupa, cuando alguna de esas cosas no te guste, el o ella no entenderá que le impidas hacerlo o le aconsejes no hacerlo. Creo que es fundamental que desde niños entendamos que los animales no están en este mundo para entretenernos, como mucho para comer, y otro día discutiremos sobre esto.
De todas maneras, como hay personas que escriben, denuncian y comentan esto mucho mejor que yo, y como me gusta dar soluciones siempre que puedo, voy a comentar una experiencia personal que tal vez ayude más que criticar sin aportar nada.
Imagino que en otras ciudades de España también lo habrá, pero en este caso voy a hablar de Valencia, que es donde yo vivo y donde vi lo que ahora os voy a contar. Se trata del Circo Gran Fele, circo que imagino que algunos ya conoceréis. Pero para aquellos que no, y que hayáis llegado aquí a través de esas cosas llamadas keywords, os cuento como fue mi experiencia.
Era un día frío, de estos de hace un par de semanas, y andaba yo buscando alguna actividad con la que entretener a un pequeño llamado M. Estaba claro que la Feria, de norias y trenes de la bruja, era demasiado violenta climatológicamente hablando, así que debía inclinarme por algún recinto cerrado. En seguida pensé en el circo, pero claro, tenía muy asumido que de ninguna manera iba a ser a uno donde los animales formaran parte del espectáculo. Para mí, no es necesario
Recordé entonces que alguien me había hablado de un tal circo Gran Fele, y también recordé que no hacían espectáculo con animales, así que me dispuse a comprar las entradas y conocer por primera vez, o eso creía yo, qué podía ofrecernos aquella pequeña carpa.
Ya desde el principio todo resulta muy de andar por casa, es un circo pequeñito, una caseta para las entradas chiquitita, en fin, todo mucho más pequeño de lo que me había imaginado. Ya al entrar todavía parece más enano, y por cierto si de algo no puedo hablar bien era de la sensación térmica, hacía algo de frío en el interior, aunque como ya digo era aquellos días de temperaturas tan bajas en todo el país. Una vez sentados, el espectáculo comienza con un chorro de esos de humo, como los que salían en Tocata antes de cantar un grupo, y pese a lo escaso en medios en seguida te ves envuelto de una atmósfera especial, como sólo los espectáculos en vivo te pueden dar.
No hay animales, porque son los actores los que hacen de animales, en concreto de monos al comenzar el espectáculo, y sinceramente mucho más divertido que ver al ser imitado. Unos actores jóvenes, muchos con bastante talento, y todos con mucha ilusión y ganas en lo que hacen, o al menos eso parece.
En una pista de no más de cinco metros de diámetro, vas a ver equilibristas, malabaristas, payasos, y hasta un león borracho, auténtico disparate inesperado bastante cómico. También verás artistas encaramarse a lo alto de la carpa, que en ese momento ya no parece tan bajita y hasta un hombre que arroja fuego de su garganta.
Un apartado al margen merece la ambientación musical, maravillosas notas en directo de una gran calidad, más para padres y acompañantes que para los niños, de unos músicos que en muchas ocasiones se acompañan de los protagonistas de la función. Muy bien.
Además con lo bueno del directo, niños invitados a participar en el show, interacción con los espectadores, en fin, y el saludo final al salir que gusta tanto a padres y madres como a niños.
La obra se llama Tarzán, pero no este no sale en toda la obra, bueno, sí, al principio de bebé, pero ya lo veréis :-)
Un espectáculo recomendable, no menos caro de lo que puede resultar ir al cine entre entradas y accesorios, y una manera de enseñar a los niños que para hacer circo no hace falta someter animales, sino un poco de creatividad y muchas ganas de hacer pasar un buen rato.

No hay comentarios: